El primer
aviso de que la joven podía estar poseída llegó cuando una señora mayor acompañó a Anneliese a una
peregrinación y se dio
cuenta de que evitaba pasar por delante de una imagen de Jesús y tampoco quiso beber
agua procedente de un recipiente sagrado. Poco después un exorcista de un pueblo cercano verificó que se trataba de una
posesión y ahí comenzó el calvario, tanto para
los padres como para la chica. Los encargados de llever a cabo el exorcismo de
Anneliese eran dos párrocos, los
padres Arnold Renz y Ernst Alt, quienes habían tratado varios casos de posesiones previamente.
Anneliese les decía que varios
demonios la poseían, entre
ellos destacaban Lucifer, Judas Iscariote y Hitler entre otros. Según ella el demonio no le
permitía comer, por
lo que solo se alimentaba a base de moscas, arañas y carbón, de beber solo tomaba su propia orina. Entre otros hechos extraños que la joven hizo fue
arrancar de un mordisco la cabeza de un pájaro muerto, meterse debajo de una mesa y ladrar como
un perro durante dos días seguidos,
gritar durante horas y orinar en el suelo eran de los actos más habituales para esta
joven. Durante los exorcismo que se le llevaban a cabo la joven hacía genuflexiones, unas 600
por cada sesión de
exorcismo, lo que le produjo la rotura de huesos de ambas rodillas. Durante
estas sesiones ningún médico se encontraba
presente, las convulsiones eran cada vez mayores y la víctima se resistía a comer. Tiempo después cuando se juzgó a los padres y sacerdotes
por la muerte de la chica, se determinó que si se hubiera llamado a un médico o ingresado a la chica
en un hospital todavía seguiría viva. Hay que tener en
cuenta que antes de morir llegó a pesar 30 Kilos. Anneliese pertenecía a una familia extremadamente religiosa. Antes de
nacer ella la madre tuvo una hija ilegítima, lo que le hizo pasar muchísima vergüenza en el pueblo y cuando
se casó lo tuvo que
hacer cubierta por un velo negro, para mostrar al mundo su pecado. Esa hermana
suya murió con 8 años y Anneliese tan solo pretendía tener contenta a su
madre, por eso se hizo una ferviente católica. En su adolescencia durmió varios días en el suelo, para
liberar a los pobres y drogadictos de sus pecados, al verlos a ellos dormir en
el suelo de la estación de trenes.
Cuando iba a la universidad tenía su habitación llena de
fotos de santos, tenía al lado de
la puerta agua bendita y rezaba el Rosario regularmente. Cuando Anneliese se
murió las
autoridades consideraron culpables a sus padres y los dos sacerdotes que la habían atendido. Las causas de
la muerte de la chica fueron desnutrición y deshidratación. También sufría neumonía y fiebre muy alta. Se la
enterró al lado de su
ilegítima hermana,
sitio reservado para hijos ilegítimos y suicidas. Sus últimas palabras antes de morir fueron: a los curas - rezad para la
absolución; y a su
madre - Mamá, tengo miedo.
Durante el juicio se especuló con la posibilidad de que los sacerdotes al intentar ayudarla
estuvieran provocando el efecto contrario, esto es, animándola a continuar con su
historia de posesión y sus hábitos extraños y poco saludables. Dos años más tarde de su muerte su
cuerpo fue exhumado por petición de sus padres, según ellos para poder enterrarla en un ataud mejor que en el que estaba.
La verdad era que una monja les dijo que había tenido una visión y que el cuerpo de su hija estaba aún intacto. Según las investigaciones el
cuerpo tenía rastros
inequívocos de
putrefacción, aunque las
fotos del cuerpo nunca salieron a la luz.
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