En
el siglo V a.C., el filósofo griego Anaxágoras expresó la creencia de que "otros
hombres y otras especies vivientes" ocupaban una especie de antitierra
que recibía la luz de su propio sol y luna, y cuyos habitantes "al
igual que nosotros mismos, poseen ciudades y fabrican objetos ingeniosos".
El filósofo ubicó su antitierra en la carátula opuesta de su universo chato y
discoidal. Los fragmentos que sobreviven de su tratado Sobre la Naturaleza no
cuentan si Anaxágoras pensaba que podía haber contacto entre los seres
inteligentes de ambos mundos, pero a miles de kilómetros de la cuenca
mediterránea, otro grupo de pensadores habían desarrollado una cosmología
parecida y la habían integrado a su religión.
Los
Puranas, un resumen de la mitología, filosofía y ritos del hinduismo,
nos hablan de los dwipas como parte de sus creencias cosmológicas. Estos
niveles de existencia consisten de siete continentes, a saber: Jambu, Plaksha,
Shalmali, Kusha, Krauncha, Shaka y Pushkara, con sus respectivos mares,
montañas y habitantes.
Resulta
difícil, sin embargo, separar lo claramente metafórico, como los mares de "zumo
de caña y mantequilla licuada" que rodean algunas de estas tierras
metafísicas de aquellas que están basadas más sólidamente en la realidad.
Algunas de las provincias en las que está subdividida el dwipa de Jambu,
por ejemplo, parecen corresponder con el subcontinente indio, cercado por las
montañas Himadri (Himalayas) al norte y el Gran Mar Salado (el Indico) al sur.
Más allá de estos confines, los demás parecen fundirse con la irrealidad que
hemos asociado en la mitología occidental con Lyonnesse, Tirn-Na-Og, la isla de
Avalon y la isla de San Brandán.
El
concepto de los dwipas fue dado a conocer en occidente a fines del
siglo XIX por los trabajos de la Sociedad Teosófica, alimentado por el interés
general en lo asiático y oriental que caracterizó dicha fase de la historia. "La
opinión de muchos hoy en día," declara Charles Johnson, F.T.S., en el
ejemplar de abril de 1889 del boletín teosófico The Path, "es que los
mitos casi grotescos y las descripciones geográficas y astronómicas contenidas
en los escritos religiosos...son en efecto alegorías deliberadamente
construidas por los sabios de la antigüedad que deseaban ocultar...las verdades
sagradas que tan sólo podían darse a conocer en los recintos de sus
templos".
En
la década de los '60, el escritor y científico francés Jacques Bergier se
interesó por los mundos metafísicos del hinduismo, creyendo que podía haber
algo de cierto en ellos según los principios de la matemática moderna. Bergier
apuntó que las "superficies de Riemman" están compuestas por cierto
número de capas que no están encima de la otra y ni siquiera lado a lado de las
otras - las capas sencillamente coexisten. Es casi seguro que Bergier
simplificaba el asunto para los lectores inexpertos, pero la conclusión
matemática era que el espacio es mucho más complejo de lo que aparenta
"Si
la tierra es una de estas superficies," escribe Bergier, "por fantástico que
pueda parecer, resulta posible que existan regiones desconocidas que son por lo
general inaccesibles y que no aparezcan en ningún mapamundi o globo terráqueo.
No sospechamos de su existencia, al igual que no sospechamos la existencia de
los microbios, o de la radiación invisible del espectro, antes de haberlas
descubierto". (Viseé pour autre terre, Albin Michel,
1974).
¿Acaso
encontró el iconoclasta Bergier la manera de justificar las creencias de
tanto ¿Existen, de)Anaxágoras como los escribas
hindúes que redactaron los Puranas?
veras, "espacios dentro de nuestro espacio" que se
desarrollaron independientemente del nuestro, tal vez accesibles sólo por lo
que conocemos como puertas dimensionales, arrugas en el espacio-tiempo, y otras
descripciones?
Por
inverosímil que pueda parecer semejante posibilidad, explicaría las creencias
ampliamente difundidas en el folclore mundial sobre lugares en que se puede
entrar pero no salir jamás, o que pueden visitarse en ciertas épocas del año o
cada cuantos años. Las ciudades fantasmales visibles desde el glaciar de Muir
en serán espejismos no de ciudades de)Alaska, explicadas como efectos ópticos, ¿ nuestro
mundo, sino de urbes cuyos habitantes "fabrican cosas ingeniosas",
como dijo Anaxágoras hace siglos?
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