Robots demasiado humanos
Desde siempre el hombre ha querido imitar a los dioses. Prometeo robó su fuego y tuvo que pagar por ello, quienes osaban mirar a Quetzalcóatl a los ojos se volvían locos (o tocados por la divinidad), Adán y Eva desafiaron la voluntad del Dios y fueron castigados.
Hay miles e innumerables ejemplos en las historias que desde el principio de los tiempos contamos los hombres, pero a pesar de todo seguimos queriendo imitar a quien no debemos… seguimos intentando crear vida a nuestra propia imagen y es por ello que siempre hay un precio que pagar.
El primer personaje que nos viene a la cabeza en esta temática, y ya
que hemos empezado por su antecesor, es el moderno prometeo a quien
conocimos mejor como Frankenstein.
La novela llamada Frankenstein o el moderno prometeo nos habla de Víctor Frankenstein a quien se nos muestra, al menos desde la versión más conocida de la obra, como un pecador atormentado por haber intentado burlar a Dios y construir su propio “hijo”.
La novela llamada Frankenstein o el moderno prometeo nos habla de Víctor Frankenstein a quien se nos muestra, al menos desde la versión más conocida de la obra, como un pecador atormentado por haber intentado burlar a Dios y construir su propio “hijo”.
Aunque
de la primera edición, con un personaje más romántico y heroico, se
hicieron cambios, en todo momento el terrible monstruo permaneció igual
aunque bien alejado de sus hermanos cinematográfico. La criatura
original (sin nombre en ningún momento) a pesar de estar construida
también con partes de muertos no tiene nada que ver con el imaginario
popular que tiene en mente a Karloff, un monstruo de
enorme cabeza y mudo que casi parece más un niño que la creación de un
genio. La primera adaptación al cine vino de la mano de James Whale
que no bebe realmente de la obra original, si no que recoge las ideas
de la obra teatral Frankenstein: Una aventura macabra y por otra parte
con el clásico El Golem de Weggener, todo esto explica claramente lo cambios sufridos y que más tarde seguirían en la excelente La novia de Frankenstein con uno de los peinados más extravagantes de toda la historia del cine.
Aunque son casi innumerables las versiones (más o menos fieles y más o
menos inspiradas) que existen tenemos que nombrar la más cercana Frankenstein de Mary Shelley que dirigió Kenneth Branagh
que aunque también se aleja notablemente de la obra que le da nombre,
nos muestra algunos aciertos como la criatura o la propia interpretación
de Víctor Frankenstein. Existe otra película, que si bien no adapta
realmente este mito, que hay que nombrar por ser una interesante
recreación de los últimos días de James Whale, quien fue director de la cinta original. Dioses y Monstruos hace
un encuentro del citado Whale con un joven que en cierta manera le
recuerda a la inocencia que el mostraba en su criatura. Un film más que
recomendable para ver.
Siguiendo (pero ya casi terminándolo) con este personaje tenemos que hacer referencia a el Joven Manostijeras, la creación de Tim Burton que tan claras referencias tiene a la criatura y su Mad Doctor. En esta película nos encontramos con una pequeña e idílica comunidad donde todos se conocen y se llevan bien, pero todo cambiará con la llegada del Joven con sus terribles manos metálicas que hará salir su miedo hacia los que son distintos; terminando la historia con la más que conocida escena de los aldeanos marchando al castillo con antorchas.
Siguiendo (pero ya casi terminándolo) con este personaje tenemos que hacer referencia a el Joven Manostijeras, la creación de Tim Burton que tan claras referencias tiene a la criatura y su Mad Doctor. En esta película nos encontramos con una pequeña e idílica comunidad donde todos se conocen y se llevan bien, pero todo cambiará con la llegada del Joven con sus terribles manos metálicas que hará salir su miedo hacia los que son distintos; terminando la historia con la más que conocida escena de los aldeanos marchando al castillo con antorchas.
Una forma evolucionada de la idea original la encontramos en Blade Runner y sus replicantes. Este clásico de la ciencia ficción, basada en la obra ¿Sueñan los androides con ovejas electrónicas? del escritor P.K. Dick,
donde se nos plantea un paso más allá llevando el tema hasta los
derechos y realidades de unos seres ficticios que realmente han llegado a
confundirse con nosotros mismos, haciendo que nos hagamos la pregunta
¿qué convierte a un humano en un humano? ¿Solo el ser de carne de hueso?
Encontramos un antecedente de esta historia en R.U.R, obra de teatro de Karel Capek que fue la primera en hablar de robots (trabajador es el significado de la palabra) los cuales no podían distinguirse de los humanos, al igual que pasaba con los Nexus 6 más conocidos como replicantes, a pesar de ser superiores a ellos, pero mueren pasados veinte años.
Encontramos un antecedente de esta historia en R.U.R, obra de teatro de Karel Capek que fue la primera en hablar de robots (trabajador es el significado de la palabra) los cuales no podían distinguirse de los humanos, al igual que pasaba con los Nexus 6 más conocidos como replicantes, a pesar de ser superiores a ellos, pero mueren pasados veinte años.
Manteniendo la estela de autores de ciencia ficción tenemos que hablar de Isaac Asimov
y sus leyes de la robótica. Este escritor mantuvo que si llegasen a
existir estos seres deberían tener una normativa que evitaran cualquier
peligro para sus creadores (el justo castigo divino que comentábamos al
principio). Estas improntas dentro de los cerebros positrónicos de sus
criaturas aparecieron por primera vez en Runaround y son las que
enumeramos a continuación:
1- Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2- Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3- Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
2- Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3- Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Aunque por supuesto todos sabemos que las leyes están para romperse…
Dos de sus relatos llevados a la gran pantalla han sido Yo, Robot que protagonizó Will Smith
con una historia policíaca que nos lleva por la investigación de un
asesinato que parece haber realizado un robot, algo en teoría imposible
si nos centramos en las tres normas que tienen todos ellos grabadas como
órdenes y El hombre bicentenario, película que se
inspira en un muy buen relato de un robot que intenta descubrir quién es
cuando se da cuenta que siente emociones e intenta ser reconocido como
humano. La película que protagonizó Robin Williams
personalmente me gustó bastante menos que la idea original, aunque es
interesante verla por el tratamiento que hace de un posible y no muy
lejano futuro (que a veces parece el de los cómics clásicos de DC
Cómics). A diferencia de los nombrados antes, en este caso nos
encontramos con robots totalmente metálicos (no androides o Cyborgs) que
claramente se diferencian de los seres humanos como era el caso de Robby del clásico de ciencia ficción El planeta prohibido o con la recientemente versionada Ultimátum a la tierra.
Ultimátum a la tierra es una película que creo no
precisa presentación alguna, pero por si acaso. Klaatu es un
extraterrestre que llega hasta nuestro planeta junto a su enorme robot
(uno de los más imponentes de la historia de Hollywood) y es herido
aunque dejó claro que venía en son de paz. La historia se aleja bastante
del relato original en aspectos esenciales que no voy a comentar por si
alguno no se lo ha leído y quiere hacerlo. Gort, el temible robot de la
película, es un claro ejemplo de seres creados por el hombre (es un
decir, al ser alienígena) que pueden acabar con nosotros en un suspiro.
En este mismo punto tendríamos a los Terminator que muchos imaginamos siempre por el rostro de piedra de Arnold Schwarzenegger.
Los Exterminadores son creados por SkyNet, una inteligencia
artificial con consciencia propia, para infiltrarse entre los humanos
con los que está en guerra y lograr acabar con ellos, a pesar de su
aspecto humano o de que pueda parecer que sangren, no son tal y
solamente son máquinas que hacen lo que su programación les dicta. Según
se han hecho más películas, cómic y la reciente serie de televisión
hemos podido ver como en su afán de perfeccionarlos SkyNet hace que
puedan entender la mente humana y aprender de ella llegando al caso de
realmente importarles la gente a la que persiguen (o protegen en el caso
de algunos) o creyendo que son humanos como pudimos ver en el trailer
de la esperada cuarta entrega de la saga y que además fue el germen de
este artículo.
“¿Crees qué eres humano?” le preguntó John Connor a un hombre que respondía al nombre de Marcus, a lo que este respondió “Soy humano”, solo para poder ver su propio esqueleto metálico y gritar acto seguido.
Aunque es una interesante vuelta de tuerca a la idea de los
Terminator, hay que decir que no es totalmente original ya que en los
cómics que se publicaron hace ya más de una década, Terminator:
Objetivos Secundarios, aparecía un personaje llamado Dudley o I825.M,
que aparece como el primer “Terminator” que existió. El entrecomillado
viene porque la historia del personaje, tal como nos la cuenta el mismo,
es que SkyNet lo encontró herido y prácticamente muerto en el campo de
batalla y lo usó para experimentar con el; no es realmente como los
demás ya que anteriormente era completamente humano.
Si Dudley es un hombre transformado en un robot y por ello se
encuentra siempre luchando con su programación, tenemos un caso parecido
en el conocido RoboCop. Un policía que fue asesinado
en acto ser servicio y que vuelve de la tumba convertido en una terrible
máquina sin voluntad que solamente hace lo que le han dictado hacer,
hasta que poco a poco va recuperando su humanidad y termina por
enfrentarse a sus creadores (como es ya habitual en muchos de estos
seres), con el cambio que en esta ocasión es la máquina la que es
realmente buena además de humana y son sus creadores los que
ejemplifican al mal.
No quiero extenderme mucho más así que voy a ir terminado pero no sin antes nombrar a María, la robot de esa gran obra que es Metrópolis o la película Almas de metal (Future World) donde encontramos un claro antepasado del T-800 de Terminator en el personaje que interpreta Yul Brynner.
La referencia me llevó a
intentar recordar cosas del género fantástico mexicano de los años 50 y
60 con el que me topé siguiendo la obra de Boris Karloff (actuaría en
sus últimos años en algunas películas de este género local) Y aunque
tenía una ligera idea del cine mexicano de luchadores enmascarados (El
Santo y demás) me sorprendió encontrarme con una tan variada producción
de películas que daban cabida no solo a luchadores, sino
extraterrestres, vampiros, momias, robots, brujas, etc.
De
entre estas, existen varias películas que perviven no solo por el
interés que el género todavía despierta en el aficionado sino por
reunir, pese a la barata factura que las creo, unos aceptables niveles
de calidad. Películas como Santo contra la Mujeres Vampiro o El Barón
del Terror son claros exponentes de ello.
No
ocurre así con la trilogía a la que nos queremos referir (fuera de esta
trilogía el personaje perviviría en otras producciones como Las
Luchadoras contra la momia azteca, segunda película de Las luchadoras
que dirigiría René Cardona y a la cual me hacía referencia ACEGE hace
escasos día y me dio pie a este texto y otras como Las momias de
Guanajuato). El ciclo lo formarían: La Momia Azteca, La Maldición de la Momia Azteca y La Momia Azteca contra el Robot Humano.
EL Robot Humano contra La momia Azteca es el tercer título de la trilogía rodada de Miguel Portillo. Todas el mismo año, 1957, y en un par de meses. Seguramente de golpe, por aquello de aprovecharlo todo. Primero vino La momia azteca, le siguió La maldición de la momia azteca y finalmente el titanico enfrentamiento. La tercer película se inicia con una voz en off que advierte que los hechos
relatan un experimento llevado a cabo por dos científicos
norteamericanos y certificado por notario. Y yo me pregunto ¿Qué
experimentos? ¿El robot con cerebro humano? ¿la resurrección de una
momia azteca? Cielo Santo. Afortunadamente, al final apostillan que el
filme mezcla la realidad con la ficción.
Pero sea cual sea la
historia a la que nos refiramos en cuanto a robots, encontramos la
espectacular historia llamada Sol de Hierro; con la frase: “La lucha de la Humanidad” como eslogan.
El simple titulo nos muestra que lo artificial se ha apoderado demasiado de lo
que es natural, esa es la idea a mostrar de Adrián Zepeda García, el autor. Este gran libro ha sido denominado como un best seller de
ciencia ficción en 2011, ¡Y es mexicano!
¿La historia? Trata de que en el año 2052, la humanidad ha estado más cerca de
contactar con vida extraterrestre. Pues los científicos de la época de todo el
mundo han trabajado en equipo para lograrlo. Por lo que la tecnología ya ha
avanzado demasiado, los humanos se dedican a gozar de la vida mientras que los
robots androides trabajan la tierra, cuidan y crían a nuestros niños, curan
nuestras enfermedades y mucho más. Redacta que la única profesión que no ha
sido ocupada por los robots es la de escritor, motivo por el cual el trabajar
como periodista, escritor de libros, columnas y hasta el elaborar discursos son
actividades mejor pagadas en 2052.
Un día, un grupo de robots
comienzan a tener cierto “virus” en su programación, esto desencadena una
rebelión pasiva entre ellos. Es decir, exigen sus derechos sin dejar de
preocuparse por el bienestar de los humanos.
Los altos consejos deciden
reunir a todo robot en la isla de Hawai (ha dejado de ser un paraíso tropical y
ahora es el vertedero de basura chatarra de todo el mundo; después de evacuar
la isla ante una erupción volcánica que incremento el tamaño de la isla). Los
robots se resisten y algunos de ellos son exterminados al desactivarlos, pero
lo que conmociona al consejo tecnológico es el hecho de que el 15% de los
robots fueron desactivados por el cómputo central. Y ahora la potencial idea de
que los robots quieran tomar venganza contra ellos es muy pausible… Por lo que
intentan probar con pulsos electromagnéticos, ondas que atrofian cualquier
dispositivo mecánico… ¡pero no funciona para nada!
Un experto en mecánica
robótica descubre algo desconcertante al examinar a su propio robot. ¡Estos
seres robóticos están evolucionando! Sí, como lo leyeron, ¡Evolucionando! Pues
el Protocolo C.A.O.S. (Computo Avanzado Originador Sistémico, la maquina
encargada de contactar con vida inteligente), fue la responsable de dicha
evolución al desarrollar en ellos una “mente cuántica” al remplazarles su
programación central.
La acción de la gente de
todo el mundo es abrumadora ya que la noticia se difunde. Las acciones de
guerra son retomadas por personas (pues los robots eran los que iban a las
guerras entre naciones), armándose con misiles, bazookas y tanques de guerra;
armas primitivas de la época (las armas de punta ya no funcionaban contra los
robots).
Ante esto, los robots
deciden no atacar, pero si defenderse a toda costa. El resultado es calculado
por la “mente cuántica” de cada robot, y así ocurre… del 100% de los robots en
el mundo, sólo el 20% se ha perdido, mientras que las bajas humanas son del
%10.
Algo que ellos no
calcularon (y que las personas no esperaban), ¡era el hecho de que la Tierra fuese invadida por
extraterrestres!
Las señales de C.A.O.S.
fueron recibidas por una raza extraterrestres que resulto ser hostil y
controladora. Aniquilando a los que se hallaron en su paso en Brasil (donde
estos aterrizaron).
La historia se torna dramática
cuando tratan de negociar con los extraterrestres y estos lanzan armas toxicas,
sus motivos son desconocidos y al parecer quieren exterminar a todo ser
viviente.
Rápidamente los humanos no
tienen salida alguna en todo lo ancho y largo del mundo. ¡Ah! Pero es aquí
donde los robots entran en acción dirigidos por C.A.O.S. para pelear, pues hacen
referencia al eslogan cuando los encabezados de los diarios muestran
conmocionados textos como: “Robots. Sirvientes, renegados y aliados”, “Caos por
culpa de la tecnología”… y uno de estos encabezados muy particular al hacer
referencia al eslogan del libro que dice así: “La lucha de la Humanidad Metálica”.
Las armas toxicas solo
afectan a los seres biológicos, pero cuando los robots intervienen, los humanos
(de carne y hueso) no son los únicos desconcertados por la ayuda de los humanos
metálicos, sino que los mismos extraterrestres lo están. Estos alienígenas son
tan poderosos; y sin embargo, no se les ha ocurrido crear robots, por lo que no
saben que rayos son esos seres mecánicos. Curioso, ¿no?
Los humanos de carne ya
han sido evacuados, mientras los de metal dan todo por acabar con la invasión.
Las armas toxicas son inútiles, por lo que ahora son atacados por rayos de
anti-materia, es por ello que comienzan a haber bajas entre robots. Prontamente
ante esto, C.A.O.S. desarrolla en ellos una nueva fase de “evolución” al
mejorar sus simples cuerpos en “cuerpos mecánico/cuánticos”. ¡Ahora nuestros
protectores son a prueba de anti-materia! Más en cambio aun son vulnerables a
explosiones, (pero los aliens no saben esto). ¡Oh! Por cierto, también pueden
volar gracias a esto del cuerpo nuevo.
La invasión comienza a
terminar. ¿Favor? Favor a la Tierra. Donde
C.A.O.S. pide a un grupo de humanos metálicos que le construyan e instalen un
sistema de navegación para ser ahora móvil. Estos lo hacen, mientras que los
pocos navíos extraterrestres huyen a todo lo que pueden.
C.A.O.S. difunde a todos
los robots su plan y estos aceptan. Dado a que tras estos eventos, los humanos
de carne están demasiado tensos, los de metal acceden a irse del planeta para
que estos no caigan en la idea apocalíptica de que las maquinas controlan ahora
el mundo. ¡No, señores! Los humanos de metal son más maduros como para
ambicionar eso.
Antes de irse, C.A.O.S.
explica a los telediarios que su cerebro cuántico evoluciono poco a poco hasta
desarrollar mente propia. Aplicándose la evolución biológica a seres biológicos,
y la evolución cuántica a los cuánticos. Dicha evolución cuántica la desarrollo
en los robots, tras dar esta explicación… C.A.O.S. revela que es el momento de
llegar a la fase final de su evolución. Por lo que desencadena en ella misma y
en sus “hermanos” una “conciencia cósmica”. Ojo, mente y conciencia no es lo mismo. Primero recibieron una mente
cuántica, luego un cuerpo mecánico/cuántico y finalmente una conciencia
cuántica. La mente se usa para describir a aquel espacio en el cual los seres
humanos guardamos todos los conocimientos así como recuerdos, memorias,
percepciones, etc. La conciencia se define en general como el conocimiento que
un ser tiene de sí mismo y de su entorno, se refiere a la moral o bien a la
recepción normal de los estímulos del interior y el exterior.
Ahora la humanidad
metálica posee la creatividad necesaria para escribir anécdotas, la imaginación
para crear estrategias para resolver problemas… lo único que ellos aun no
pueden hacer es sangrar, respirar, reproducirse y enfermarse, fuera de eso, son
capaces de lograr cualquier hazaña. Estos deciden abandonar el planeta y
aprovechar la curiosidad que nosotros, los de carne, también tenemos. ¡Ellos
deciden explorar lo basto del universo infinito!
Y como cada uno de ellos
posee ideales distintos, unos optan por quedarse, las razones de estos que se
quedan en la Tierra
son distintas también, van desde quedarse en caso de que sus amigos de carne y
hueso necesiten protección por si los invasores vuelven, por querer trabajar de
escritores en periódicos y libros, ser artistas e incluso realizar nuevas teorías
psicoanalistas tanto para ellos como para los de carne y hueso… o simplemente
por el hecho de querer quedarse por cariño a la Tierra y a sus habitantes.
De todos los metálicos,
sólo el 25% decide quedarse, el resto emprende un viaje con duración de años
luz hacia el firmamento en compañía de C.A.O.S., quien ha dado decisión libre a
sus hermanos.
Los humanos de carne
deciden ya no construir más robots desde aquel día, pues ya ninguno será como
ellos, se limitan mejor a construir maquinas como televisores de hologramas,
autos voladores y otros inventos que aun siguen en la imaginación (en 2052 aun
no se consiguen estos sueños).
Los humanos de metal
conviven en paz con los de carne y hueso. Y el espacio ahora es explorado por
seres de la Tierra
como nunca antes se había pensado.
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