sábado, 7 de enero de 2012

Sol de Hierro


Robots demasiado humanos

Desde siempre el hombre ha querido imitar a los dioses. Prometeo robó su fuego y tuvo que pagar por ello, quienes osaban mirar a Quetzalcóatl a los ojos se volvían locos (o tocados por la divinidad), Adán y Eva desafiaron la voluntad del Dios y fueron castigados.

Hay miles e innumerables ejemplos en las historias que desde el principio de los tiempos contamos los hombres, pero a pesar de todo seguimos queriendo imitar a quien no debemos… seguimos intentando crear vida a nuestra propia imagen y es por ello que siempre hay un precio que pagar.

El primer personaje que nos viene a la cabeza en esta temática, y ya que hemos empezado por su antecesor, es el moderno prometeo a quien conocimos mejor como Frankenstein.

La novela llamada Frankenstein o el moderno prometeo nos habla de Víctor Frankenstein a quien se nos muestra, al menos desde la versión más conocida de la obra, como un pecador atormentado por haber intentado burlar a Dios y construir su propio “hijo”.

Aunque de la primera edición, con un personaje más romántico y heroico, se hicieron cambios, en todo momento el terrible monstruo permaneció igual aunque bien alejado de sus hermanos cinematográfico. La criatura original (sin nombre en ningún momento) a pesar de estar construida también con partes de muertos no tiene nada que ver con el imaginario popular que tiene en mente a Karloff, un monstruo de enorme cabeza y mudo que casi parece más un niño que la creación de un genio. La primera adaptación al cine vino de la mano de James Whale que no bebe realmente de la obra original, si no que recoge las ideas de la obra teatral Frankenstein: Una aventura macabra y por otra parte con el clásico El Golem de Weggener, todo esto explica claramente lo cambios sufridos y que más tarde seguirían en la excelente La novia de Frankenstein con uno de los peinados más extravagantes de toda la historia del cine.

Aunque son casi innumerables las versiones (más o menos fieles y más o menos inspiradas) que existen tenemos que nombrar la más cercana Frankenstein de Mary Shelley que dirigió Kenneth Branagh que aunque también se aleja notablemente de la obra que le da nombre, nos muestra algunos aciertos como la criatura o la propia interpretación de Víctor Frankenstein. Existe otra película, que si bien no adapta realmente este mito, que hay que nombrar por ser una interesante recreación de los últimos días de James Whale, quien fue director de la cinta original. Dioses y Monstruos hace un encuentro del citado Whale con un joven que en cierta manera le recuerda a la inocencia que el mostraba en su criatura. Un film más que recomendable para ver.
 Siguiendo (pero ya casi terminándolo) con este personaje tenemos que hacer referencia a el Joven Manostijeras, la creación de Tim Burton que tan claras referencias tiene a la criatura y su Mad Doctor. En esta película nos encontramos con una pequeña e idílica comunidad donde todos se conocen y se llevan bien, pero todo cambiará con la llegada del Joven con sus terribles manos metálicas que hará salir su miedo hacia los que son distintos; terminando la historia con la más que conocida escena de los aldeanos marchando al castillo con antorchas.

Una forma evolucionada de la idea original la encontramos en Blade Runner y sus replicantes. Este clásico de la ciencia ficción, basada en la obra ¿Sueñan los androides con ovejas electrónicas? del escritor P.K. Dick, donde se nos plantea un paso más allá llevando el tema hasta los derechos y realidades de unos seres ficticios que realmente han llegado a confundirse con nosotros mismos, haciendo que nos hagamos la pregunta ¿qué convierte a un humano en un humano? ¿Solo el ser de carne de hueso?

Encontramos un antecedente de esta historia en R.U.R, obra de teatro de Karel Capek que fue la primera en hablar de robots (trabajador es el significado de la palabra) los cuales no podían distinguirse de los humanos, al igual que pasaba con los Nexus 6 más conocidos como replicantes, a pesar de ser superiores a ellos, pero mueren pasados veinte años.

Manteniendo la estela de autores de ciencia ficción tenemos que hablar de Isaac Asimov y sus leyes de la robótica. Este escritor mantuvo que si llegasen a existir estos seres deberían tener una normativa que evitaran cualquier peligro para sus creadores (el justo castigo divino que comentábamos al principio). Estas improntas dentro de los cerebros positrónicos de sus criaturas aparecieron por primera vez en Runaround y son las que enumeramos a continuación:
1- Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2- Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3- Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
 Aunque por supuesto todos sabemos que las leyes están para romperse…


Dos de sus relatos llevados a la gran pantalla han sido Yo, Robot que protagonizó Will Smith con una historia policíaca que nos lleva por la investigación de un asesinato que parece haber realizado un robot, algo en teoría imposible si nos centramos en las tres normas que tienen todos ellos grabadas como órdenes y  El hombre bicentenario, película que se inspira en un muy buen relato de un robot que intenta descubrir quién es cuando se da cuenta que siente emociones e intenta ser reconocido como humano. La película que protagonizó Robin Williams personalmente me gustó bastante menos que la idea original, aunque es interesante verla por el tratamiento que hace de un posible y no muy lejano futuro (que a veces parece el de los cómics clásicos de DC Cómics). A diferencia de los nombrados antes, en este caso nos encontramos con robots totalmente metálicos (no androides o Cyborgs) que claramente se diferencian de los seres humanos como era el caso de Robby del clásico de ciencia ficción El planeta prohibido o con la recientemente versionada Ultimátum a la tierra.


Ultimátum a la tierra es una película que creo no precisa presentación alguna, pero por si acaso. Klaatu es un extraterrestre que llega hasta nuestro planeta junto a su enorme robot (uno de los más imponentes de la historia de Hollywood) y es herido aunque dejó claro que venía en son de paz. La historia se aleja bastante del relato original en aspectos esenciales que no voy a comentar por si alguno no se lo ha leído y quiere hacerlo. Gort, el temible robot de la película, es un claro ejemplo de seres creados por el hombre (es un decir, al ser alienígena) que pueden acabar con nosotros en un suspiro. En este mismo punto tendríamos a los Terminator que muchos imaginamos siempre por el rostro de piedra de Arnold Schwarzenegger.

Los Exterminadores son creados por SkyNet, una inteligencia artificial con consciencia propia, para infiltrarse entre los humanos con los que está en guerra y lograr acabar con ellos, a pesar de su aspecto humano o de que pueda parecer que sangren, no son tal y solamente son máquinas que hacen lo que su programación les dicta. Según se han hecho más películas, cómic y la reciente serie de televisión hemos podido ver como en su afán de perfeccionarlos SkyNet hace que puedan entender la mente humana y aprender de ella llegando al caso de realmente importarles la gente a la que persiguen (o protegen en el caso de algunos) o creyendo que son humanos como pudimos ver en el trailer de la esperada cuarta entrega de la saga y que además fue el germen de este artículo.


“¿Crees qué eres humano?” le preguntó John Connor a un hombre que respondía al nombre de Marcus, a lo que este respondió “Soy humano”, solo para poder ver su propio esqueleto metálico y gritar acto seguido.
Aunque es una interesante vuelta de tuerca a la idea de los Terminator, hay que decir que no es totalmente original ya que en los cómics que se publicaron hace ya más de una década, Terminator: Objetivos Secundarios, aparecía un personaje llamado Dudley o I825.M, que aparece como el primer “Terminator” que existió. El entrecomillado viene porque la historia del personaje, tal como nos la cuenta el mismo, es que SkyNet lo encontró herido y prácticamente muerto en el campo de batalla y lo usó para experimentar con el; no es realmente como los demás ya que anteriormente era completamente humano.


Si Dudley es un hombre transformado en un robot y por ello se encuentra siempre luchando con su programación, tenemos un caso parecido en el conocido RoboCop. Un policía que fue asesinado en acto ser servicio y que vuelve de la tumba convertido en una terrible máquina sin voluntad que solamente hace lo que le han dictado hacer, hasta que poco a poco va recuperando su humanidad y termina por enfrentarse a sus creadores (como es ya habitual en muchos de estos seres), con el cambio que en esta ocasión es la máquina la que es realmente buena además de humana y son sus creadores los que ejemplifican al mal.


No quiero extenderme mucho más así que voy a ir terminado pero no sin antes nombrar a María, la robot de esa gran obra que es Metrópolis o la película Almas de metal (Future World) donde encontramos un claro antepasado del T-800 de Terminator en el personaje que interpreta Yul Brynner.

La referencia me llevó a intentar recordar cosas del género fantástico mexicano de los años 50 y 60 con el que me topé siguiendo la obra de Boris Karloff (actuaría en sus últimos años en algunas películas de este género local) Y aunque tenía una ligera idea del cine mexicano de luchadores enmascarados (El Santo y demás) me sorprendió encontrarme con una tan variada producción de películas que daban cabida no solo a luchadores, sino extraterrestres, vampiros, momias, robots, brujas, etc.
De entre estas, existen varias películas que perviven no solo por el interés que el género todavía despierta en el aficionado sino por reunir, pese a la barata factura que las creo, unos aceptables niveles de calidad. Películas como Santo contra la Mujeres Vampiro o El Barón del Terror son claros exponentes de ello.
No ocurre así con la trilogía a la que nos queremos referir (fuera de esta trilogía el personaje perviviría en otras producciones como Las Luchadoras contra la momia azteca, segunda película de Las luchadoras que dirigiría René Cardona y a la cual me hacía referencia ACEGE hace escasos día y me dio pie a este texto y otras como Las momias de Guanajuato). El ciclo lo formarían: La Momia Azteca, La Maldición de la Momia Azteca y La Momia Azteca contra el Robot Humano.

EL Robot Humano contra La momia Azteca es el tercer título de la trilogía rodada de Miguel Portillo. Todas el mismo año, 1957, y en un par de meses. Seguramente de golpe, por aquello de aprovecharlo todo. Primero vino La momia azteca, le siguió La maldición de la momia azteca y finalmente el titanico enfrentamiento. La tercer película se inicia con una voz en off que advierte que los hechos relatan un experimento llevado a cabo por dos científicos norteamericanos y certificado por notario. Y yo me pregunto ¿Qué experimentos? ¿El robot con cerebro humano? ¿la resurrección de una momia azteca? Cielo Santo. Afortunadamente, al final apostillan que el filme mezcla la realidad con la ficción.

Pero sea cual sea la historia a la que nos refiramos en cuanto a robots, encontramos la espectacular historia llamada Sol de Hierro; con la frase: “La lucha de la Humanidad” como eslogan. El simple titulo nos muestra que lo artificial se ha apoderado demasiado de lo que es natural, esa es la idea a mostrar de Adrián Zepeda García, el autor. Este gran libro ha sido denominado como un best seller de ciencia ficción en 2011, ¡Y es mexicano!
¿La historia? Trata de que en el año 2052, la humanidad ha estado más cerca de contactar con vida extraterrestre. Pues los científicos de la época de todo el mundo han trabajado en equipo para lograrlo. Por lo que la tecnología ya ha avanzado demasiado, los humanos se dedican a gozar de la vida mientras que los robots androides trabajan la tierra, cuidan y crían a nuestros niños, curan nuestras enfermedades y mucho más. Redacta que la única profesión que no ha sido ocupada por los robots es la de escritor, motivo por el cual el trabajar como periodista, escritor de libros, columnas y hasta el elaborar discursos son actividades mejor pagadas en 2052.
Un día, un grupo de robots comienzan a tener cierto “virus” en su programación, esto desencadena una rebelión pasiva entre ellos. Es decir, exigen sus derechos sin dejar de preocuparse por el bienestar de los humanos.
Los altos consejos deciden reunir a todo robot en la isla de Hawai (ha dejado de ser un paraíso tropical y ahora es el vertedero de basura chatarra de todo el mundo; después de evacuar la isla ante una erupción volcánica que incremento el tamaño de la isla). Los robots se resisten y algunos de ellos son exterminados al desactivarlos, pero lo que conmociona al consejo tecnológico es el hecho de que el 15% de los robots fueron desactivados por el cómputo central. Y ahora la potencial idea de que los robots quieran tomar venganza contra ellos es muy pausible… Por lo que intentan probar con pulsos electromagnéticos, ondas que atrofian cualquier dispositivo mecánico… ¡pero no funciona para nada!
Un experto en mecánica robótica descubre algo desconcertante al examinar a su propio robot. ¡Estos seres robóticos están evolucionando! Sí, como lo leyeron, ¡Evolucionando! Pues el Protocolo C.A.O.S. (Computo Avanzado Originador Sistémico, la maquina encargada de contactar con vida inteligente), fue la responsable de dicha evolución al desarrollar en ellos una “mente cuántica” al remplazarles su programación central.
La acción de la gente de todo el mundo es abrumadora ya que la noticia se difunde. Las acciones de guerra son retomadas por personas (pues los robots eran los que iban a las guerras entre naciones), armándose con misiles, bazookas y tanques de guerra; armas primitivas de la época (las armas de punta ya no funcionaban contra los robots).
Ante esto, los robots deciden no atacar, pero si defenderse a toda costa. El resultado es calculado por la “mente cuántica” de cada robot, y así ocurre… del 100% de los robots en el mundo, sólo el 20% se ha perdido, mientras que las bajas humanas son del %10.
Algo que ellos no calcularon (y que las personas no esperaban), ¡era el hecho de que la Tierra fuese invadida por extraterrestres!
Las señales de C.A.O.S. fueron recibidas por una raza extraterrestres que resulto ser hostil y controladora. Aniquilando a los que se hallaron en su paso en Brasil (donde estos aterrizaron).
La historia se torna dramática cuando tratan de negociar con los extraterrestres y estos lanzan armas toxicas, sus motivos son desconocidos y al parecer quieren exterminar a todo ser viviente.
Rápidamente los humanos no tienen salida alguna en todo lo ancho y largo del mundo. ¡Ah! Pero es aquí donde los robots entran en acción dirigidos por C.A.O.S. para pelear, pues hacen referencia al eslogan cuando los encabezados de los diarios muestran conmocionados textos como: “Robots. Sirvientes, renegados y aliados”, “Caos por culpa de la tecnología”… y uno de estos encabezados muy particular al hacer referencia al eslogan del libro que dice así: “La lucha de la Humanidad Metálica”.
Las armas toxicas solo afectan a los seres biológicos, pero cuando los robots intervienen, los humanos (de carne y hueso) no son los únicos desconcertados por la ayuda de los humanos metálicos, sino que los mismos extraterrestres lo están. Estos alienígenas son tan poderosos; y sin embargo, no se les ha ocurrido crear robots, por lo que no saben que rayos son esos seres mecánicos. Curioso, ¿no?
Los humanos de carne ya han sido evacuados, mientras los de metal dan todo por acabar con la invasión. Las armas toxicas son inútiles, por lo que ahora son atacados por rayos de anti-materia, es por ello que comienzan a haber bajas entre robots. Prontamente ante esto, C.A.O.S. desarrolla en ellos una nueva fase de “evolución” al mejorar sus simples cuerpos en “cuerpos mecánico/cuánticos”. ¡Ahora nuestros protectores son a prueba de anti-materia! Más en cambio aun son vulnerables a explosiones, (pero los aliens no saben esto). ¡Oh! Por cierto, también pueden volar gracias a esto del cuerpo nuevo.
La invasión comienza a terminar. ¿Favor? Favor a la Tierra. Donde C.A.O.S. pide a un grupo de humanos metálicos que le construyan e instalen un sistema de navegación para ser ahora móvil. Estos lo hacen, mientras que los pocos navíos extraterrestres huyen a todo lo que pueden.
C.A.O.S. difunde a todos los robots su plan y estos aceptan. Dado a que tras estos eventos, los humanos de carne están demasiado tensos, los de metal acceden a irse del planeta para que estos no caigan en la idea apocalíptica de que las maquinas controlan ahora el mundo. ¡No, señores! Los humanos de metal son más maduros como para ambicionar eso.
Antes de irse, C.A.O.S. explica a los telediarios que su cerebro cuántico evoluciono poco a poco hasta desarrollar mente propia. Aplicándose la evolución biológica a seres biológicos, y la evolución cuántica a los cuánticos. Dicha evolución cuántica la desarrollo en los robots, tras dar esta explicación… C.A.O.S. revela que es el momento de llegar a la fase final de su evolución. Por lo que desencadena en ella misma y en sus “hermanos” una “conciencia cósmica”. Ojo, mente y conciencia no es lo mismo. Primero recibieron una mente cuántica, luego un cuerpo mecánico/cuántico y finalmente una conciencia cuántica. La mente se usa para describir a aquel espacio en el cual los seres humanos guardamos todos los conocimientos así como recuerdos, memorias, percepciones, etc. La conciencia se define en general como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, se refiere a la moral o bien a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior.
Ahora la humanidad metálica posee la creatividad necesaria para escribir anécdotas, la imaginación para crear estrategias para resolver problemas… lo único que ellos aun no pueden hacer es sangrar, respirar, reproducirse y enfermarse, fuera de eso, son capaces de lograr cualquier hazaña. Estos deciden abandonar el planeta y aprovechar la curiosidad que nosotros, los de carne, también tenemos. ¡Ellos deciden explorar lo basto del universo infinito!
Y como cada uno de ellos posee ideales distintos, unos optan por quedarse, las razones de estos que se quedan en la Tierra son distintas también, van desde quedarse en caso de que sus amigos de carne y hueso necesiten protección por si los invasores vuelven, por querer trabajar de escritores en periódicos y libros, ser artistas e incluso realizar nuevas teorías psicoanalistas tanto para ellos como para los de carne y hueso… o simplemente por el hecho de querer quedarse por cariño a la Tierra y a sus habitantes.
De todos los metálicos, sólo el 25% decide quedarse, el resto emprende un viaje con duración de años luz hacia el firmamento en compañía de C.A.O.S., quien ha dado decisión libre a sus hermanos.
Los humanos de carne deciden ya no construir más robots desde aquel día, pues ya ninguno será como ellos, se limitan mejor a construir maquinas como televisores de hologramas, autos voladores y otros inventos que aun siguen en la imaginación (en 2052 aun no se consiguen estos sueños).
Los humanos de metal conviven en paz con los de carne y hueso. Y el espacio ahora es explorado por seres de la Tierra como nunca antes se había pensado. 

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