Quizás ustedes conozcan alguna historia sobre la capacidad de predecir la muerte que parece ser tiene ciertos animales. Felínos y cánidos copan esta suerte de relatos – quizás exista uno de estos en su pueblo o inmediaciones -.
¿Y qué me dicen de esos otros relatos que afirman que estos mismos animales parece ser que pueden detectar ciertos tipos de males, por ejemplo tumoraciones?
Pues bién, de eso les voy a hablar.
Conocidos como bio-perros, entrenados específicamente para revolucionar la medicina mediante su sentido del olfato, un grupo de canes – con un monísimo chalequito rojo – puede revolucionar el campo de la medicina.
Daisy, una labradora de 7 años de edad, se pasa
horas olfatea que olfatea, hasta que llegado un momento – como por
santigracia – se detiene. Significando el hecho que ha encontrado algo.
La muy perra (y perdonen el chiste), sabe perfectamente que cuando encuentra ese algo será deleitada con una chuchería.
Ajena a la situación, Daisy, cree participar en
un simple juego, pero lo que ella hace implica a toda la humanidad por
entero, pues huele las muestras de un hospital, y ha aprendido a
reconocer la única que proviene de un enfermo con cáncer.
Todos sabemos que los perros tienen el olfato mucho más
desarrollado que los humanos – se dice que hasta 100.000 veces mejor – y
su rastreo es tan eficaz que lleva muchos años utilizándose con fines
para la humanidad. Verbigracia, rescates de personas en catástrofes
naturales o – de forma más cercana al caso que nos ocupa – detección de
drogas y explosivos.
Los cinco perros del estudio californiano -tres
labradores y dos portugueses de agua- fueron entrenados para detectar
dichos químicos de manera similar al entrenamiento que reciben los canes
que detectan bombas.
El estudio, dirigido por el científico Tadeusz Jezierski
(bravo por él), involucró a 55 personas con cáncer pulmonar y 31 con
cáncer de mama, todos confirmados con biopsias recientes, pero que aún
no iniciaban la quimioterapia.En laboratorio, los perros debían oler tubos especiales en los que se habían capturado exhalaciones de los pacientes para distinguirlas de las de un grupo control integrado por 83 personas sanas. Por cada paciente, se tomaron entre cuatro y 18 muestras.
Los perros lograron identificar las muestras de pacientes con cáncer con un promedio de 71% de certeza, incluso frente a tumores en etapa muy inicial. Cosa esta que rompe cualquier azar, dado lo elevado del porcentaje.
¿Puede entonces diagnosticar un perro un cáncer?
A principios de este
año, tal investigación (alemana) concluyó que los perros podían oler el
cáncer de pulmón a partir de muestras de aliento de los pacientes. Una cosa que siempre había estado relegada a los cuentos de viejas y cosas de locos, ahora es una realidad.
Se cree que el cáncer produce sustancias químicas volátiles que los perros pueden oler , lo que podría tener consecuencias claves para el diagnóstico precoz de la enfermedad.
Quizás me decepcione que tales progresos se empleen para
la construcción de una nariz electrónica que sea capaz de detectar los
volátiles de las tumoraciones. Aunque por otra parte, si usted está
familiarizado con las teorías del Dr. Hamer, me alegra
saber que los cánidos pueden detectar un cancer del que no seamos
conscientes y – aventurandome más allá – poder ser parte del tratamiento
del mismo.
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